Un momento de auténtica
felicidad es cuando el autor, oculto entre el público, asiste a la
representación teatral de alguna de sus obras y tiene la posibilidad de
observar los rostros de los niños que van mostrando diferentes expresiones
según el desarrollo del argumento y la habilidad de los actores.
Aunque mi producción para
el teatro no es abundante, he tenido la oportunidad de asistir a muy diferentes
representaciones, algunas muy simples en escuelas rurales y otras exhibidas con
un alto grado de profesionalidad en instituciones culturales y en grandes
teatro al que podían asistir, por vez, varios cientos de alumnos.
El contenido de PROHIBIDO
PARA MENORES es apto tanto para aquellos
que intenten incursionar en el teatro con poca experiencia hasta elencos que sí
posean preparación y recursos suficientes para adaptar cualquiera de las obras,
sea por una vez o en numerosas sesiones, como ha ocurrido en algunas ciudades
de nuestro país.
Están formalmente
invitados actores, directores, músicos, titiriteros, iluminadores, vestuaristas
que se animen a darle vida a algunos de los personajes nacidos de mi
imaginación pero que toman vida, casi real, cuando la inocencia de un niño los
contempla.
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