Este
libro es la consecuencia de una travesura intelectual, el fruto de una serie de incursiones, en textos de autores admirados,
con el pequeño molde del tanka para lograr esos brevísimos poemas que se
muestran precisos, contundentes, elusivos o abstractos pero siempre
ligados a la estética y a la filosofía del verso original, la marca del
estilo inconfundible cuando se ha acertado en la intención.
“Para un campesino ilustrado –dice el
autor- la segunda vendimia es una simple metáfora de la melesca, esa intensa emoción de
recorrer las hileras de las viñas y descubrir los tesoros (gajos y racimos) que
quedaron ocultos entre las hojas de las cepas”.
Gajos y racimos de uva que serán
convertidos en vino dulce y en arrope para saborear, como leyendo un tanka, en una noche tibia del otoño.